liderazgo líquido

He estado de vacaciones en Manchester, la tercera capital más importante de Inglaterra, lógicamente todo lo que tiene que ver con fútbol, planea sobre la ciudad…pero el verdadero interés fue su arquitectura industrial de ladrillo rojo restaurada en continuo contraste con una arquitectura high-tech. Uno de los lugares donde se forjó la Revolución Industrial. Aquella que a mediados del s.XVIII introdujo con el descubrimiento de nuevas formas de energía un modelo de producción industrial; fue la primera gran transformación social de la Historia. Era el nacimiento de una clase obrera bajo las órdenes de un liderazgo industrial.

El gigante de hierro se ponía en marcha y la consigna era clara: producir y producir, y a cada paso que diera, la huella era más profunda. Además, con el infortunio de las dos Guerras Mundiales, estos procesos se maximizaron con la excusa perfecta de defender la tierra patria.

Are you ok?, es uno de los mantras made in GB, (no sea que dejes de producir)

La cultura industrial, la cultura de sociedad productiva es una realidad social, donde el modelo capitalista es el imperante. Es una manera de vivir que nos lleva al consumo diario como actividad central de las relaciones ya no solo laborales sino también personales.¡Doy fe!, aquí en Inglaterra no hay tregua, no hay respiro, lo laboral es sinónimo de lo productivo, lo social es sinónimo de consumismo…y al final estás atrapado en esa cinta que te transporta en bucle. ¿Os acordáis de la clase trabajadora que vivía en el subsuelo de una moderna Metrópolis (el film de Fritz Lang ,1927)?

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Mundo Líquido lo llamaba Zygmunt Bauman, ya no hay manera de controlarlo, es tal la velocidad de consumo y de deshecho que estamos llegando a niveles insostenibles. Y no me refiero solo a nuestro planeta, sino también con nosotros mismos, con la nueva sociedad que estamos construyendo.

Hemos pasado del ladrillo rojo al bit digital, hemos pasado del focus al multitasking, hemos pasado del libro en la playa al tweet inmediato, hemos pasado de revelar fotografías a compartir likes de instagramers cool, hemos pasado de seguir a líderes a ver pelis de superheroes…

OK!, ¿y todo esto qué tiene que ver con el liderazgo?. Los que os estáis preguntando esto es que ya sois hijos de esta nueva sociedad industrial pero de pátina tecnológica, lo quiero right here, right now y mañana no existe porque seremos transhumanistas…bueno igual me he pasado un poco^^

No hay líderes, pese a que David Bowie cantara aquello de we can be heroes, porque aquellos valores ya no son los únicos. No los posee un super-individuo, y sin embargo los primatólogos nos siguen recordando que somos primates humanos y como grupos que formamos necesitamos de la figura del líder.

¿Qué hacer, entonces, cuando no hay un líder claro, cuando esos valores son tan líquidos como nuestra sociedad de banda ancha, donde la atención (focus) es tan dispersa como el vaso de agua derramado?

¿A quién seguir, qué es un referente ahora para los coworkers más jóvenes en las empresas?.  No hay vídeo en youtube, no hay influencer en la red que muestre el camino. Ni el millenial más autodidacta no puede aprender cómo se gestiona el grupo.

Las reglas del juego han cambiado, el balón también es diferente, pero la física de sus movimiento es la misma. El ADN histórico del liderazgo es el que es, (es decir, se sigue transmitiendo biológicamente, nadie lo ha substituido por otro) y las emociones que gobiernan los diferentes eneatipos del equipo siguen siendo los mismos. Diferentes patrones culturales, es el caso, por ejemplo, de la compañía para la que trabajo en UK con más de 50 nacionalidades, lo que se convierte en un valor si la empresa apuesta por ello o por el contrario prefiere un management clásico de pensamiento único.

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Este post no es un #mustread, no es un vende futuro libro, ni siquiera tengo muy claro que hable de liderazgo, pero sí planteo una serie de preguntas con respuestas abiertas y contradictorias, llenas de salpicaduras de un vaso de agua que ya hemos derramado en pos de una productividad insaciable y desmesurada que ha generado la última crisis económica (crisis de valores también).

Todo el sistema está en duda, y es ahora más que nunca cuando un nuevo liderazgo tenemos que construir observando a las nuevas generaciones, que en mi opinión, tienen la clave…porque el futuro les pertenece a ellos.

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