Espero con deseo ese coffe compartido, ese sónar de sonidos de una noche de verano, ese vermut del domingo, ese mercadillo de recuerdos revendidos, ese pedido online de un impulso repentino, ese partido en un bar con amigos espontáneos, ese viaje improvisado. Somos ese Indy apasionado por el arca no encontrado.
Todos esos deseos son imaginados, visualizados y proyectados en un tiempo más o menos cercano, el cerebro funciona así, las neuronas son autopistas o caminos no asfaltados, sin señalizar todavía o seguras autovías de tantas veces recorridas. Necesitamos lo conocido, nos da seguridad, certeza, nos alienta al éxito, es alcanzable porque está a la vuelta de la esquina, da igual si la esquina no era aquella…está a la vuelta. Seguimos viajando, unos explorando, otros en movimiento.
Escuchaba el otro día que estar en movimiento no significa que hagamos camino, hacer ruido no es estar en compañía, decir te quiero no es saber qué flores te gustan, llamar a tu puerta no quiere decir que te busquen, que haya fiesta de cumpleaños no quiere decir que te guste el pastel, que te digan qué listo eres, qué guapo eres, qué imprescindible eres no quiere decir nada aunque te miren a los ojos, Bette Davis lo sabía hacer muy bien. Esa realidad tangible es maravillosa, ¡la quiero! es la que da sentido a esas neuronas, a ese inconsciente, a ese thinking without thinking.
Pero no me dejaré engañar una vez más, como dijo el poeta alemán: estamos más estrechamente ligado a lo invisible que a lo visible (Novalis). El poeta, el psicólogo, el artista, el terapeuta, el músico, el coach, todos buscan, todos quiere tocar la realidad intangible, la que no vemos ni de cerca, ni de lejos, la que no se construye con piezas de lego. No es una musa imposible, tampoco son 4 neuronas de pasarela, pero sin duda, no las vemos a la primera, ni están a la vuelta de la esquina…¿recuerdas?
La realidad intangible me pone, es seductora y provocadora, es una locura de experiencia, sin promesas con GPS, pero que al final de la ruta te lo da todo. Jugar con ella es creatividad, convertir autopistas en caminos secundarios, en senderos de leyendas becquerianas, evitar señalizarlas para una próxima vez no es tarea fácil, siempre queremos repetir, pero es increíble llegar al final, todos lo hemos hecho, lo sé, unos más que otros.
No hay final del recorrido, es un camino líquido, y volvemos a empezar en busca de otra realidad. Ésa que el rey Midas no pudo tocar…la realidad intangible.
Que grande Ricardo!!Me ha encantado 🙂
Pino!!!! Tú si que eres muy,muy grande!!