Érase una vez un reino donde la oscuridad era absoluta, todo cuanto se hacía y se decía parecía no tener nada de luz. Por más que uno lo intentara, todo tenía el mismo color. No había amaneceres ibicencos ni atardeceres desde una Alhambra.
Desde un gran pináculo, una especie de ojo lo observaba todo, siempre enfocando con dos grandes resortes que se movían ,como dos ruedas de molino gigantes, que giraban rápidamente en cuanto alguien pedía feedback. En ese momento el ojo que todo lo ve se posaba sobre su víctima y sumisamente lo recibía. Era algo que siempre se había hecho de la misma manera, de generación en generación.
¡Nadie cuestionaba al ojo! Cómo cuestionar una opinión, un juicio que te da alguien como el ojo. ¿Para qué cuestionarlo ?.Observar la inmensidad desde donde recibíamos ese feedback, era un privilegio, era un regalo, no todos los reinos tenían algo igual.
Sin el feedback, no tenías turno de réplica en una discusión , no podías ponerte el brazalete de CAPTAIN, no podías rellenar ninguna solicitud, no podías subir a ningun trampolín, no podías elegir la marca de tus deportivas, no podías entrar en ningún self-service, no podías ser más que copiloto, no podías entrar en la sala de cine sin leer la crítica, no podías viajar a otros reinos sin contratar el pack de seguro-a-nada-riesgo…
Todos los habitantes de ese reino estaban convencidos que el otro era más inteligente, más humilde, más divertido, más simpático, más aventurero, mas valiente. Suerte de ese feedback, qué haríamos sin ese feedback. Durante todos esos años, siempre he crecido con el ojo que todo lo ve, que todo lo sabe. A cada paso vital de mi crecimiento esperaba la corrección, cómo actuar sin la corrección adecuada, yo era muy pequeño y ahora que soy mayor…qué hacer, qué decir cuando miro a mi alrededor y veo ese oscuro ojo, tan inmenso, tan poderoso que me mira y me dice todo lo que hago mal.
El otro día me hablaron de otro reino, de un lugar donde amanece es poco, un lugar donde no te permites el feedback oscuro, el feedback tóxico, un lugar donde puedes decir ¡Basta! , un lugar donde no hay confesionarios para culpas impuestas, un reino donde todos saben lo que es su feedback interno, ese que desde el acto consciente te da el poder para no ser manipulado, para no ser etiquetado con los códigos de barra y escaneado por el ojo que todo lo ve.
En ese reino soy valiente, soy atrevido e incluso envío a la gente, muy educadamente, a que se vayan a la…en este reino de luz, en este reino, yo ya no soy mi peor enemigo, yo ya no miro con la oscuridad, ni con la mía ni con la de otros, ahora es el momento.
Date el permiso y…ENJOY!
el ojo reptiliano…..
Esto tendria sentido, hace tantos tantos años..no ahora. Estamos en la era de ACUARIO. Un beso y gran abrazo a todos y todas !
q decir…espectacular!!!rECIBAMOS BUEN FEEDBACK!!!
Me apunto a tu reino, lejos del «ojoquetodolové» sin mirar a la persona. Gracias!